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Val del Omar quiso estrenarse como cineasta a lo grande, rodando en 1925 un largometraje titulado En un rincón de Andalucía, del que pocos detalles se saben pues lo destruyó insatisfecho. Según él contó, pisoteó la película hasta hacerla trizas y, seguidamente, se retiró a las Alpujarras varios meses para meditar sobre ''el sentido místico de la energía''. Se sabe que esta producción representó un dispendio considerable para su época, con un coste estimado en 150.000 pesetas de aquel entonces y la impresión de 21.000 metros de negativo, utilizando una cámara de 35mm de segunda mano. Aparentemente trabajó con actores no-profesionales y se puede intuir que la obra entremezclara elementos de ficción y documentales en la representación de un argumento que transcurría en ambientes gitanos y con una heroína ciega.
Dos años después hizo público un ideario asombroso para su época, por visionario y porque prefigura toda su actividad posterior en el doble plano de la investigación técnica y artística
En años sucesivos acarició todavía otros proyectos: una adaptación de tres de los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving o una versión cinematográfica del ballet El sombrero de tres picos, de su admirado Manuel de Falla. [EB]
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